lunes, 8 de septiembre de 2014

EL COLOR, EL TRAZO, LA VIDA




La fuerza de la existencia en sus diversas formas es lo que expone y propone César Vinueza Sánchez. Los contornos y las interioridades del ser en plena conjunción con la naturaleza, lo que sería lo mismo que transmutar: hombre-pacha mama.

Nuestro artista no modela una muestra desde la tradición o los cánones de corte clásico. Sino, al contrario, concibe y proyecta una mirada contemporánea de la búsqueda de la belleza delineada con el pincel. Para ello, se interioriza en representaciones a ratos geométricas, a veces cósmicas, en sí, de apreciación compleja, y por eso mismo, fortalecida en las variadas interpretaciones que pudiera surgir del ojo espectador.

Es un sagrado acercamiento a códigos de inevitable trascendencia telúrica, en donde las raíces del origen del universo se confunden con cierta armonía de elementos verdes y azules, rojos y naranjas, esto es, desde una frondosa aplicación policromática que enriquece el hechizo creativo. La relación de pareja, el río que confluye ante el inevitable tránsito del tiempo, la energía de las deidades ausentes, las imágenes concéntricas en plena gravedad de las cosas, se entrelazan en una sola explosión de colores.

Es la piel y la memoria del pintor trasplantada en el lienzo, quien no cesa en desentrañar su pasión artística, derivada en aquellos trazos interminables de vida.  


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