HABLAR SOLOS es un libro que absorbe el interés de principio a fin.
Tres voces con identidad y determinación: la madre, el padre, el hijo
menor. La mujer que asume con valentía -aunque a veces se quiebra- los
designios de la vida, en donde la infelicidad, el padecimiento, la
felonía y la rutina se enredan dejando agujeros y dudas. La historia
contada desde el monólogo, sobre todo, atravesada de una fuerza
narrativa -que incluye citas literarias- en la cavilación y remordimiento
de Elena, quien asume la enfermedad e inevitable muerte de su esposo
(Mario), con sentimientos encontrados que rayan los límites éticos. Ella
en su situación vulnerable entabla una relación clandestina, con el
médico de su marido, Ezequiel.
En tanto, la ternura de Lito (hijo de Elena y Mario), refrescan las
páginas de esta novela, ciertamente, dolorosa y gris. El extenso viaje
que efectúa en camión con su papá, recrea los hondos lazos filiales.
En HABLAR SOLOS, su autor, Andrés Neuman, expone los vericuetos del pasado, en contraposición con el futuro en la existencia del ser.
Finalmente, he de decir que me encanta el título de la obra, ya, que,
en algún momento del día o de la noche, surge el secreto ejercicio de
hablar solos, sin reparo alguno.
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