jueves, 1 de diciembre de 2016

Experiencia nómada


Cuando se traspasan las fronteras de alguna manera las visiones, percepciones y hábitos de los viajeros(as) se modifican y se ensanchan a partir de la interpretación vivencial. Es un ejercicio placentero que nos conduce al conocimiento y reconocimiento de la otredad. Y, al descubrimiento de latitudes distintas. A partir del contacto externo, las ciudades se vuelven cercanas, aunque el desplazamiento sea por un lapso corto.

Sobre la esporádica visita a las principales urbes -si cabe tamaña expresión- de nuestra América, trata el texto Cómo viajar sin ver (Alfaguara, España, 2010), de Andrés Neuman (Argentina, 1977); bitácora en la cual se recogen hechos, vicisitudes, episodios, instantáneas de un intenso itinerario que efectuó el autor a propósito de la obtención de un premio literario y su correspondiente difusión. “Solo quería escribir de lo que mirase, escuchase, comprendiese o malinterpretase mientras atravesaba ese laberinto denominado Latinoamérica”, explica.

Experiencias de un atento observador que bifurca su gesta creativa con el rastro geográfico tan disímil en la era globalizante. Una aproximación periodística exquisita en donde la crónica se confunde con otros géneros, ratificando la nueva oleada que pervive en este noble oficio en los actuales tiempos. Libro nómada elaborado entre aeropuertos, hoteles, restaurantes, vehículos de alquiler.

En las páginas de Cómo viajar sin ver sobresalen destellos poéticos propios y ajenos - con aliento melancólico por la diáspora-, entre la múltiple topografía y multiplicidad identitaria: “Al viajar a determinados lugares, nos desplazamos hacia delante con el cuerpo y hacia atrás con la memoria. Entonces avanzamos hacia algún pasado”. Asimismo, en otro pasaje se lee: “Hacer maletas nos obliga a suspender el pasado. El tiempo resbala por la piel del viajero. Para el sedentario, en cambio, el tiempo pasa lento y deja huella. La quietud es el motor del recuerdo. La nostalgia recae en quien se queda”.

Es más que un anecdotario; un testimonio que nos acerca a historias comunes y, también, a impresiones diversas originadas en Buenos Aires, Montevideo, Santiago, La Paz, Caracas, Bogotá, Asunción, Tegucigalpa, Miami... Desde luego, la mitad del mundo se incluye en dicho circuito: “Ecuador es un país que madruga mucho y, sin embargo, sigue esperando amanecer”.

Roberto Bolaño ya lo advirtió: “Tocado por la gracia. La literatura del siglo XXI pertenecerá a Neuman y a unos pocos de sus hermanos de sangre”.

Neuman, el peregrino, intenta en la coyuntura compartir la verdad de nuestros pueblos, mejor dicho, su verdad, con lucidez total. Buen viaje.

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