sábado, 9 de agosto de 2014

Ese corazón que late más allá de la vida

La vida es el estado del hombre en donde se bifurcan sueños y desafíos, ilusiones y derrotas, propósitos y funciones concretas. Es el eje desde donde se articulan las realizaciones y desencantos. Es el camino ineludible a la exploración de lo desconocido y fantástico, pero, también, puede ser el tránsito insospechado a lo macabro y fatal. Cuando en detrimento de la vida se acometen lesiones y crímenes se configura la huella del quebranto, y, sí a esa actitud le sumamos la arbitrariedad del poder en contra de la fragilidad de sonrisas adolescentes, queda en el ambiente social la impotencia y el desasosiego.

La desaparición de los hermanos Restrepo-Arismendy (Carlos Santiago y Pedro Andrés) en enero de 1988 propendió en lo posterior a develar un sistema represivo proveniente del propio Estado y a generar en la opinión pública la trascendencia de la defensa de los derechos humanos. Esto, sin embargo, en medio del dolor y el quebranto, y, a su vez, del coraje y tenacidad de una familia afligida por la ausencia de los suyos. Basta recordar aquella imagen imborrable de Pedro Restrepo todos los días miércoles en su habitual plantón en la Plaza de la Independencia con su gigante bandera blanca en donde flamean impregnados sus hijos, para valorar la existencia propia y de los otros.

Eran los tiempos del gobierno sombrío de León Febres Cordero, en donde se constituyeron redes policiales de signo autoritario, como el SIC-10, cuyas prácticas fueron el maltrato, tortura e incluso muerte de personas, en una suerte de control antisubersivo y antiterrorista. Esto, justificó desde el aparato gubernamental una inadecuada operación de la fuerza pública. Así lo han revelado sendos informes de comisiones nacionales e internacionales, denuncias de las familias de las víctimas, y de la tarea periodística, que sobre el tema descrito, se han compendiado en libros como “Caso Restrepo: Crimen de Estado” de Mariana Neira, y, “El amor contra el poder” de Claude Roulet y Dora Quintero.

El caso de los hermanos Restrepo removió y conmovió la conciencia del Ecuador de los 90 del siglo XX. Y, hoy, pese a que han transcurrido más de veinte años, este nefasto episodio que contrarió la paz colectiva mantiene vigencia en relación, especialmente, al paradero de sus cuerpos.

 “Con mi corazón en Yambo”, documental de María Fernanda Restrepo, es un trabajo testimonial estremecedor, que surge de la intimidad de su hogar, de la búsqueda de justicia de su padre, del amor materno que traspasa la muerte, del grito popular que invoca libertad y democracia, del hálito de esperanza, de la ruptura de la desmemoria y de la invocación de la ternura permanente.  


Diario El Telégrafo / 30 Nov 2011

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