jueves, 14 de julio de 2011

Basura televisiva

La televisión ecuatoriana adolece de creatividad y profundidad temática (exceptuando pocos casos). Tal criterio puede sonar trillado, sin embargo, es un fenómeno recurrente y visible. La parrilla programática está recargada de violencia, sexismo, lugares comunes, improvisación. Y algo que es impensable en el periodismo: falta de eticidad.

Uno de los factores de la trivialización de la tarea televisiva es la ausencia de profesionalismo, en los conductores/as. Al igual que un limitante nivel académico de los presentadores/as. La TV no puede entenderse como un hobby, no debe practicarse desde el escenario fútil de la curvatura femenina. Este medio audiovisual tiene un amplio y directo influjo en la sociedad contemporánea, por ello, su responsabilidad pedagógica es determinante. La TV tiene parámetros vitales de existencia, que se resumen en el sentido verbal de: informar, educar y entretener. Al parecer, tenemos la sensación de que los productores han reducido su propuesta al divertimiento, descuidando la ventaja didáctica que la pantalla chica puede brindar a la comunidad. La labor informativa -no exenta de intereses- se sostiene con un esquema homogéneo, en donde los medios privados tienen una agenda y actores propios, que los alejan de la mentada independencia periodística. La búsqueda de la verdad tiene componentes definidos en la línea editorial de cada medio. En el aspecto educativo, nuestra TV pierde el año.

La propagación de programas ligeros va en detrimento de la esencia televisiva. Para colmo, parece que el receptor/a empieza a acostumbrarse a la propuesta mediática, sin que prime la capacidad cuestionadora frente a los contenidos. Esto es, el vértigo de lo cotidiano se impone ante el razonamiento individual. La masificación discursiva va de la mano con la banalidad de la imagen.

Aquellos shows de farándula se entremezclan con realities y enlatados. Un verdadero cóctel de mediocridad. A lo mencionado, hay que añadir la propagación de la crónica roja. En otras palabras, el absurdo de lo evidente. O basura televisiva.

La desacralización de los hechos se confunde con la insolencia del lenguaje y la vulgaridad de lo retratado. Los sucesos tienen sinónimo de morbo y mirada de tercer mundo.

¿Debemos seguir aceptando este entramado televisivo o es el momento adecuado para exigir modificaciones en su estructura conceptual y renovación en su esquema propositivo?

Diario El Telégrafo / Miércoles 25 de Mayo del 2011

1 comentario:

  1. Estimado Aníbal Fernando:

    Te felicito por este comentario, siempre
    aciertas en los temas fundamentales. Te confieso que en Cuba soy un crítico de la tele a tal punto que ya casi ni la veo, pero cuando
    salgo al exterior me convierto en un defensor de ella, pues si pienso que la mía es mala, la que he visto en el medio hispánico es
    sencillamente "impresentable", como dicen los españoles. En España casi todos los canales y los programas apestan, los presentadores
    (generalmente mujeres y gays) siempre se están riendo aunque hablen de la bomba atómica, el nivel de estupideces que dicen por minuto es
    inaguantable; en México es parecido, más ligerita, casi ingenua y tonta pero del peor veneno, programas para tontos; en Venezuela ni
    hablar, aunque hay programas de información en algunos canales que están luchando contra ese mal;en Perú da risa, los comerciales se lo
    llevan casi todo; Chile más ligero no puede ser...; No vi casi tele en Ecuador, creo que vi algunos fragmentos de programas de información
    pero no lo suficiente para llevarme un criterio. Te confieso que la mejor televisión que he visto es la norteamericana, no los canales en español que por lo general son muy malos, sino los que se transmiten en inglés, hay de todo, por supuesto que la mayoría es comercial y basura, pero mantienen canales y programas de interés cultural, científico, deportivo, de entretenimiento culto, de interés lúdico y educativo... que tienen un alto nivel. El tema es que tienen muchos y los mejores nadie los busca. Desgraciadamente las televisoras en español copian lo peor, que es lo mayoritario y posiblemente lo más fácil para mantener una audiencia ya acostumbrada a la bobería. Te podrás imaginar cuánto tenemos que hacer por cambiar esos modelos de consumo. Al menos tú estás haciendo lo que te corresponde para eso. Te reitero las felicidades y abrazos,

    Juan Nicolás Padrón

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