miércoles, 27 de agosto de 2014

LENGUAJE DEL SILENCIO


Tus ojos nocturnos
devoran el cielo
entristecen la ternura de los pájaros
aclaran el túnel de la confusión.

Las estrellas deliran.

Tus manos sudorosas
apagan el fuego
y cierran
las puertas de mi infierno.

La profanación se acerca.

Cada día naufrago
con el aroma
de la inocencia
con el relicario
de los días benditos.

La locura es la escapatoria perfecta.

La impaciencia
crece con la humedad
de las lágrimas
advierte la caída
de los cuerpos.

El amor es el incienso de la vida.

Quiero imprimir
mi angustia
en la eternidad
de tu piel.  

Aníbal Fernando Bonilla F.
(Del poemario Canto Nocturno, 2000)

CCE: desafío y rumbo institucional

¿Tiene vigencia la propuesta suscitadora de Benjamín Carrión en el momento actual? ¿Alcanza un asidero contemporáneo la posibilidad de cimentar una nación pequeña a partir de sus hondos rasgos territoriales, culturales e identitarios? ¿Es conveniente sostener y fortalecer una casona destinada al servicio de las artes y a la propagación de las expresiones culturales? 

El 9 de agosto de 1944 fue instituida la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), bajo el Decreto Ejecutivo Nº 707 suscrito por el entonces presidente José María Velasco Ibarra. Fue la concreción de un anhelo fraguado por Manuel Benjamín Carrión, quien dijo, según su explicación: “La Casa de la Cultura Ecuatoriana nació, pues, para ennoblecer y rectificar los itinerarios de la patria […]. La Casa de la Cultura, cuya raíz arranca de la definida e irrevocable vocación nacional, tiene como misión profunda y alta a la vez, desentrañar las esencias de nuestro destino, por medio de la indagación de su geografía y de su historia, de su potencial de suelo y hombres. Ofrecer posibilidades a las realizaciones de cultura, hasta entonces cosa merecedora de escaso apoyo del Estado entre el acervo de las actividades del hombre ecuatoriano”.

Con tal horizonte se ha encumbrado la Casa de la Cultura Ecuatoriana a lo largo y ancho de estos últimos 70 años de vida nacional. No exenta de desafíos, altibajos y malestares. Como resultado de la convivencia institucional. Como consecuencia de la multiplicidad de criterios y perspectivas. La Casa recreada por Carrión es latente arbusto de la gesta cultural de nuestra patria. Esto no tiene discusión alguna.

Pero, lamentablemente, las dificultades financieras han golpeado las puertas de la matriz, hace algún tiempo, sin alcanzar respuesta válida ni alternativas de los estamentos gubernamentales encargados del área. Queda la impresión de que el Ministerio del ramo no alcanza a dimensionar la problemática, interesada tan solo en absorber las estructuras físicas, operacionales y logísticas de la sede principal y de sus núcleos provinciales, pero sin abordar la esencia del meollo: la conformación y ejecución del Sistema Nacional de Cultura. Claro, esto aún en espera de la aprobación y ejecútese de la respectiva ley. ¿En dónde radica el desenfoque de la citada cartera de Estado? ¿En la designación de sus máximos personeros alejados de la praxis cultural? ¿En la burocratización ministerial, sin que eso implique efectos prospectivos? Interrogantes que merecen respuestas debidamente motivadas para satisfacción de los gestores culturales. 

El presidente nacional de la CCE, Raúl Pérez Torres, ha cursado sendas misivas a entidades del Estado, sin obtener contestación que devenga en inmediatas soluciones. Según declaraciones públicas del propio titular de la CCE, la situación presupuestaria de tal estamento es alarmante, situación que requiere del contingente y preocupación oficial. De lo contrario, se esperan días aciagos para la CCE.  

Aquí cabe una reflexión: toda auténtica revolución gira alrededor de varios ejes de acción: uno de ellos es la revolución cultural. Entonces, en nuestro país, el Gobierno Central debería tomar en cuenta seriamente los avances y logros alcanzados en esta área -los derechos culturales- que conlleva el espíritu creativo y solidario del ser humano.
Es un verdadero desafío sostener la luz emblemática encendida por Benjamín Carrión, intelectual de firme raigambre socialista.

Diario El Telégrafo / 26 Ago 2014

http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/cce-desafio-y-rumbo-institucional.html
 
ferbonilla1@hotmail.com

martes, 19 de agosto de 2014

SOY

El niño receloso
de atravesar los zaguanes
que imprime la vida.

El niño triste
por la ausencia de marionetas
por la casa del árbol
jamás construida.

El niño ensimismado
con la pelota hecha de periódicos
y con la alegría
de los amigos invisibles.

El niño acorralado
en el universo de juguetes,
en la soledad rondando
como un fantasma errante.

(Del poemario “Canto Nocturno”, Quito, Libresa - año 2000, de
Aníbal Fernando Bonilla F. )

Eres…

El alacrán colorado
que asciende las montañas
del Himalaya.

La gota de lluvia
que se destroza
en el pavimento.

El caballito de mar
que cabalga en mi espalda
triturando cicatrices.

La diminuta hormiga
que se congela
con el sonido del relámpago.

El ciempiés que destruye
el camino de la oscuridad.

El dolor invisible
de las funerarias
con olores nauseabundos.

El país sin alma
donde todos duermen
al mediodía.

La muerte hecha obra de arte
en las pupilas
de los cuerpos reencarnados.

(Tomado del poemario “SELVADENTRO”, abrapalabra editores, Quito - 1998, de Aníbal Fernando Bonilla).

El Obispo Rojo y su lección permanente

En momentos en que desde el Vaticano se propugna cierta renovación en las estructuras eclesiales, bien conviene recordar el rastro dejado por monseñor Leonidas Eduardo Proaño Villalba, más aún cuando a fines de este mes se cumplirán 26 años de su fallecimiento.

Personaje polémico, de gran estatura moral, Proaño encarnó la concepción de la Iglesia modelada para la gente y su problemática, contrariamente a la corriente conservadora de orden jerárquico. Desde el púlpito hasta el campo su mensaje estuvo encarnado en la alternativa preferencial por los menesterosos y oprimidos. De oratoria convocante y palabra justa, Proaño fue un acérrimo defensor de los derechos humanos y activista de las causas populares, motivo para recibir infundadamente acusaciones de sedición y estar a la sombra de una continua persecución por los órganos de seguridad estatal. La fe divina se tradujo en una firme creencia por el hombre humilde, a través de la convicción de los postulados cristianos.

Proaño -aunque rehusó reconocerlo públicamente- hizo de su prédica un constante canal del quehacer político, sumado a eso, aquella actitud movilizadora en favor de los más necesitados. Entonces, su postura redimió a los pobres con una indoblegable difusión de los valores tendientes a recuperar la decencia social. Esto lo juntó a la vera del obrero, del campesino, del labrador de la tierra y, profusamente, de las comunidades indígenas en donde fortificó la cosmovisión ancestral caracterizada en el territorio rural, desde la raigambre de costumbres y tradiciones.

En su condición de Obispo de Riobamba, efectuó una prolongada y fructífera tarea encaminada a reivindicar la vida de la gente de limitados recursos, para lo cual enfatizó en actividades de promoción étnico-cultural, revalorización de temas agrarios y de fomento de un sistema educacional alternativo. Ya en su natal Imbabura, inculcó tales aspectos, añadiendo el interés por el enfoque periodístico. Varios fueron sus aportes dentro de la conformación de espacios religiosos de cavilación bíblica y profundización pastoral. Para muestra, en Pucahuaico -en donde reposan sus restos- funciona el Centro de Formación de Misioneras Indígenas. Este cometido fue de la mano con el hondo amor al prójimo y por medio de una reiterada evangelización que supone la redención del ser en su amplia dimensión.

Para el efecto, en sus dotes doctrinarias -sustraídas de numerosas intervenciones en cónclaves como el Concilio Vaticano II- sostuvo a la Teología de la Solidaridad como basamento integrador de la sociedad, en respuesta franca a un modelo opresor e inequitativo. Su pensamiento, recogido en amplios escritos, merece la atención actual, ya que es una mirada profética en los niveles social, político y económico. Desde luego, estableciendo la preeminencia en la reflexión teológica.

Monseñor Leonidas Proaño, el ‘Cura Rojo’ que debe ser perpetuado con la alegría de los pobres, con la ventisca que nos acerca al monte, con el pan repartido a los otros, con el sosiego de la noche, con el compromiso heredado de reinventar una Iglesia incluyente y de puertas abiertas, en donde “los árboles/ darán fruto/ y darán también semillas”.

Diario El Telégrafo /  19 Ago 2014

http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/el-obispo-rojo-y-su-leccion-permanente.html 

Temas de interés general

La cuartilla en blanco y un zumbido de temas en la cabeza. La hora límite para la entrega de este comentario que tendrá la atención lectora. La responsabilidad que supera a la improvisación. El argumento confiable tras la indagación y el previo conocimiento de los asuntos tratados. Los criterios pueden ser múltiples.

El dolor de un combate desigual en donde las imágenes nos parten el alma y el territorio palestino resiste al embate israelí, atestiguado por la indolencia de un mundo carente de racionalidad y sentido común. Los cadáveres se confunden con la insania y el fanatismo cultural y religioso, con la confrontación insensata y la masacre en donde persisten los intereses armamentistas y la imposición de Washington, en un complejo conflicto que revela las limitaciones del hombre.

La alegría del reencuentro, tras más de tres décadas de interrogantes, en el cual Estela de Carlotto alzó la voz de la indignación colectiva, elevó su grito particular de dignidad y perseverancia, en aquella infatigable búsqueda de sus seres queridos. Desde el seno de Abuelas de Plaza de Mayo se escribieron -y se escriben- páginas de decencia, valentía y solidaridad, en detrimento de las botas con olor a ignominia militar. El aparecimiento del nieto 114 (Ignacio Hurban) corrobora la deuda social y política respecto del tratamiento de los derechos humanos en Argentina.

La anhelada paz en Colombia, en donde persiste por más de 50 años un conflicto entre el Estado y fuerzas irregulares. Los diálogos sostenidos a profundidad por el gobierno de Juan Manuel Santos y grupos guerrilleros alientan aquel postulado de concordia social que late en los corazones de quienes edifican la población civil y aspiran a la tregua definitiva y el fin de la tragedia y la violencia en el afable país del vallenato y la producción cafetera.
La crisis financiera y administrativa del sistema del fútbol profesional ecuatoriano, en donde las deudas se acrecientan y las dudas persisten. Es impostergable un cambio de timón en la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), para efectos de replantear una conducción renovada de la institución rectora de nuestro balompié. No es posible que los intereses particulares de camarillas directivas se antepongan al bienestar de los jugadores y estructuras de los clubes. Lo que sí es cierto es que la mentalidad de directivos debe tomar un giro innovador, así como mayor compromiso de la hinchada y un permanente autoexamen de la clase periodística deportiva.

La promulgación del Código Orgánico Integral Penal (COIP) que merece la atención ciudadana y la debida socialización de los organismos estatales encargados para tal efecto, considerando que el desconocimiento de la ley no exime de la obligatoriedad en su cumplimiento y acatamiento social.

Variada materia para la profundización analítica en donde afloran determinadas posiciones, enfoques, similitudes y diferencias, como elemento sustancial para fortificar el contenido periodístico de opinión.

Diario El Telégrafo /  12 Ago 2014

http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/temas-de-interes-general.html 

martes, 12 de agosto de 2014

Susurro de un oficio milenario


Complacido de saciarme de consonantes diversos, de mensajes que emanan de mares dispersos, de nostálgicos emplazamientos en el colofón del camino. Extasiado de la voz que estremece las honduras del alma, de la felicidad que se esparce en el paseo semanal, del espasmo que deja la sensación de los pájaros inertes. La poesía nos devuelve la mirada oculta del hombre, los abalorios aprisionados en el río, la calidez de la tarde en donde emergió el primer beso, el zumbido de movimientos extasiados ante los cuerpos penetrantes, el rostro devorado por la última lágrima, el brío del monte y el quejido del viento, la reminiscencia de lo actuado y de lo pendiente.

En el horizonte poético el acertijo irónico se conjuga con momentos crípticos y de profuso razonamiento, volviéndose la reinterpretación de las imágenes en una necesidad irrenunciable para avanzar en la exploración de renovados códigos líricos, desde aquellas fotografías que aguardan en el corazón. En el caso de Rafael Soler (España) surgen distintos elementos: el entorno familiar, los amigos iniciales, el muslo que delata las pasiones masculinas, el vuelo del colibrí en el avispero, las navidades incontables, la bohemia al filo del día, “y esa felicidad que nunca llega/ otro error de cálculo”. Por eso, al final “la vida/... es siempre un dolor itinerante”, en donde la muerte es algo más que un espejismo. Entusiasmado, Soler acude de frente al fuego, desde “... ese domingo redentor/ que dicen te aleja de la muerte”.

Aunque la desdicha está siempre al acecho, como lo demuestra Juan Secaira (Ecuador): “El dolor no se elige: ni matones ni héroes. Traspasa la/ línea de la norma y golpea, martilla: ruido, polvo destrucción/ de cabellos erizados, de ombligos disponibles y/ matemáticamente nulos./ Otra vez la enfermedad;/ agua, pastillas, reposo repaso,/ libro ya leído, no sirve llorar, que a nadie le importa. Reírse,/ digna respuesta, aunque se diluya en humo”.

El verso habita en nuestros entornos entre el espasmo y el redescubrimiento de otros mundos posibles, pese a que el eco melancólico se atrinchera en el tiempo, como lo describe Alfredo Villegas Oromí (Uruguay): “Por este lugar/ Azota la nostalgia/ Como otro desamparo huérfano de mí./ Y eso que la fogata/ No dice que haya muerto./ Entonces mis ojos juntan aire./ La memoria acecha con sus brasas/ Como voces/ Escondidas/ Bajo el fuego”.

El oráculo descifra sin remordimiento las huellas de este oficio milenario que seduce a María Tabares (Colombia): “La escritura me rozó/ con su viento de ala que viste de plumas la mano./ Hechizada de ángel/ escribo desde entonces./ El aire se volvió camino”.

Se agita la rama de olivo en contra de las ojivas y los bombardeos que estremecen en la hora actual, en la propensión de una armónica convivencia terrenal, como lo sugiere Irma Droz (Argentina): “Soñé una vez que la Paz era posible/ tan solo con un arma insuperable:/ la Palabra./ Soñé un camino… y miles,/ atravesando praderas, escalando montañas,/ y superando ríos o selvas intrincadas,/ tan solo con un arma:/ la Palabra”.

Diario El Telégrafo /  05 Ago 2014

http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/susurro-de-un-oficio-milenario.html 

Respuestas desde la paradoja y la palabra afilada


La contemplación es elemento sustancial en el rumbo poético. Esto, desde una motivación autobiográfica que induce a revelar cuestiones cotidianas. Desde la guarida marchita de los casos y de las cosas, el poeta devela sus interioridades y asume su rol sin vergüenza alguna. Es un demiurgo de su tiempo, de este tiempo en donde el abatimiento y el desconsuelo se toman las calles de nuestras ciudades desoladas de solidaridad y desde donde el creador se arroga la condición de testigo privilegiado de la penumbra.

Rafael Soler (Valencia-España, 1947) es un poeta en toda la dimensión de este ejercicio de alas abiertas y luces perennes. Conoce de la metáfora y de los resquicios atragantados en la escritura. Es un oficiante de las huellas mundanas, de las profanaciones que se acometen en la sombra noctívaga, de las intimidades atadas a sufrimientos y ráfagas de felicidad.

En sus versos se asume la felonía que ocasiona corazones rotos y la devoción del gozo oculto. La intensidad del río y la tinta derramada hacia la nada. La reminiscencia de los años mozos y la lenta espera del ocaso. El paseo del domingo y la impotencia ante la lluvia. Los juegos iniciales y el quebranto que deviene por la ilusión fallida. La pasión de las sábanas al fragor de la batalla entre dos. La sensación perturbadora del olvido. El escote y el olor del cuello que se confunden entre el cántaro y la bienaventuranza del siguiente día.

Ácido almíbar (Ediciones Vitruvio, Colección Baños del Carmen N° 414, Madrid, 2014) es el reciente poemario de Rafael Soler; una conjunción de la acidez existencial que corroe nuestro efímero tránsito terrenal: “epifanía de lo amargo por venir y lo nacido”, con la melaza sustraída de la ternura de otros labios … de universal dominio y pleitesía/ labios tijera así desdén para otras bocas/ que hacen del carmín un estandarte”.

Ácido almíbar es una obra de relecturas y desventuras que está compuesto por las secciones: Quédate a los títulos de crédito, Galería de afines y cercanos, Retrato de dos para ninguno, El público siempre tose en lo mejor, ¿Quién anda por ahí?, Caso cerrado y Posdata.

Soler sostiene una mirada irónica de los momentos que convoca la vida, partiendo desde los entornos familiares, las anécdotas adolescentes con fragancia a sexo, la nostalgia del convite femenino y las madrugadas prolongadas a causa del vino o del vodka, para ser más preciso con el autor. Y la muerte tiene sus respuestas desde el epitafio y el silencio: “Finge dormir/ finge que finges dormir/ finge si quieres que fingiendo dormir/ pospones el tiempo que no queda/…después vendrán los carroñeros/ diligentes y sabios/ a su pico de estaño encaramados/ y la muerte dejará de molestarte”.
Son los sueños cuya bitácora alerta el diluvio. Es la condena que nos deja este clamor poético.
Diario El Telégrafo /  29 Jul 2014

http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/respuestas-desde-la-paradoja-y-la-palabra-afilada.html 

Las cosas dichas con la humedad del verbo

 Ruido de mar. Bramido de viento. Tesitura de piel liberada en la arena. Cántico derrotado en el trayecto del otoño. Médula viva que convoca amaneceres límpidos. Aires profanados desde los conventillos agrestes. Sombra sustraída de la bisagra de las miserias. Salvación ineludible ante el naufragio. Huella de romeriantes incansables. Parábola que trasciende la confusión y derrama lágrimas. Reminiscencia de amores transitados en la cornisa del delirio. Fugaz alarido de melancolía. Vértigo que entreteje remiendos de esperanza.

Así se redescubre a la poesía. Y se revela al poeta: Alfredo Villegas Oromí (Buenos Aires, 1955). Sus versos recogen la herencia de los ‘hombres de la tierra’, cuya penumbra es la consecuencia de las arrugas noctámbulas en donde se camina a la deriva. En la exposición lírica de Alfredo Villegas prevalece la ternura de las calandrias, la imponencia milenaria de los árboles, la orfandad por el agua derramada, la depredación ambiental, la indolencia ante la ‘selva rota’, el abrazo de los otros, la simplicidad del viento, las heridas que lastiman el alma, el llanto al filo de la medianoche, las periferias de la conducta humana, la desolación que sugieren las miradas perdidas, las pampas y paisajes atiborrados en el recuerdo, la querencia a flor de labios: “Una mujer me sabe de memoria,/ con paladar alerta y sin respiros,/ pulsando cada esquina de mi cuerpo/ sin hacer la más mínima advertencia./…Esa mujer es ángel y guerrera:/ seduce con su voz mientras esconde/ un puñal y un amor bajo la almohada”. O la recurrente apreciación del final existencial en todos los tiempos de la poesía: “Me moriré sin vueltas como caen los árboles/ con las manos abiertas en la sombra,/ con la boca preñada de raíces/ y las uñas clavadas en el suelo./ Me moriré sin lluvias atravesando el monte,/ casi sin darme cuenta,/ como se acaban los muertos”.

Alfredo, a más de cultor literario -también es narrador-, mantiene un permanente activismo cultural, en su país de residencia: Uruguay, en donde dirige la Asociación De las Dos Orillas y la editorial Botella al Mar. Es autor de: Sombras de silencio, Tu sangre bajo el sol, Mensajes escondidos, Tiempo de leyendas, Poema del Ama Guasú y otros poemas, Nacimientos y agonías, Celebración de la espalda, Montevideo al sur, Pampeanías, El verdadero nombre de las cosas, entre otros libros. Ha obtenido varios premios y distinciones.

Para Jorge Arbeleche: “Lo verdadero, en poesía, no siempre es sinónimo o equivalencia de calidad. El talento del poeta consiste en transformar esa verdad biográfica en verdad poética”. Tal argumento lo cumple a cabalidad Alfredo Villegas en su profusa entrega poética, no exenta de un permanente perfeccionamiento en la búsqueda solitaria del vocablo pertinente, posiblemente, como elemento de amparo: “Tal vez/ la palabra sea una tregua/ que nos dejan los ángeles oscuros/ cuando ya no hay lumbres en la noche./ Otra es la música/ si el verbo se incinera entre las piedras…./ Entonces,/ es ella la palabra que nos salva”.

Diario El Telégrafo /  22 Jul 2014

http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/las-cosas-dichas-con-la-humedad-del-verbo.html 

Claves y lecciones tras la pelota mundialista


El telón se cierra y queda la satisfacción de haber disfrutado del buen toque del balón. De hermosos goles. De emociones prolongadas. De tácticas remozadas en la cancha. De planteamientos esgrimidos desde la técnica moderna. Del espíritu impregnado de garra y pundonor. De fuertes marcaciones. De contragolpes mortales. De individualidades determinantes. De gambetas que ilusionaron al graderío. De pases que fulminaron las adversidades. Del aparecimiento de figuras rutilantes. Y por otra parte, hubo el padecimiento tras la derrota. La frustración ante la impotencia de equipos eliminados de forma fugaz. La decepción de selecciones que defraudaron a sus compatriotas. La presión física y psicológica que provocó que el rendimiento de ciertos ídolos que dominan la pelota tropezara con el fracaso.

El Mundial de Fútbol 2014, efectuado en la tierra del ‘juego bonito’, en términos generales, ha concitado la complacencia de los espectadores. Y más allá de los resultados y de los sucesos impredecibles, propios de este deporte -como la humillante derrota del dueño de casa por el actual campeón Alemania-, queda el deleite demostrado en la cancha por los 32 equipos participantes.

Hay claves que rescatar del fútbol, por ejemplo, la construcción de identidades colectivas, en donde no basta la genialidad de particularidades (como se demostró con Argentina y Brasil). Siempre tendremos preferencias, porque el fútbol también se juega con el alma y con el fervor subjetivo, por eso, aplaudo el liderazgo de Javier Mascherano -sin cinta de capitán-, la efectividad de James Rodríguez, la personalidad de Bastian Schweinsteiger, las atajadas de Keylor Navas, la finura de Neymar, las enseñanzas del entrenador Louis van Gaal.

De nuestro continente hay que preponderar el rol protagónico alcanzado por Colombia y Costa Rica. Al igual que Chile, Uruguay y México. En tanto, la intervención de los ‘albicelestes’ despuntó todas las expectativas. Y precisamente de estas válidas experiencias debe nutrirse Ecuador. Si bien nuestro seleccionado tricolor clasificó a esta cita futbolística, su nivel estuvo debajo de las aspiraciones del país y de los entendidos del balompié. Entonces, la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) debe repensar en la posibilidad de bríos diferentes en la conducción técnica, ya que el ciclo de Reinaldo Rueda -a mi modesto criterio- ha llegado a su final.

Pero hay algo sustancial y de fondo: la necesaria renovación de la dirigencia de la FEF, por sanidad moral y por obvias razones de democratización institucional. Los 16 años de presidencia de Luis Chiriboga es un tiempo más que suficiente que debe proseguir con balances, informes y un pormenorizado examen de los recursos manejados, que permitan dar la vuelta a la página y concebir opciones de vientos modificatorios en el manejo de la FEF y un nuevo proceso en el ámbito de selecciones. Una posible reelección de Chiriboga a inicios de 2015 sería una desmesurada manera de entronizarse en un estamento que no debe asumirse de propiedad privada.

Capítulo aparte merece la deficitaria tarea comunicacional ecuatoriana -especialmente en radio y televisión- en este Mundial. Transmisiones de limitado análisis y con una narración que ofende al idioma castellano. Quienes asumen su condición de periodistas deportivos están muy lejos de serlo, con pocas excepciones.

Es una lástima que escuchemos criterios sin mayores argumentos ni contextualización, y transcripción de los hechos futbolísticos aplicando frases trilladas y vacuidad en la utilización del lenguaje, en donde prevalece la improvisación y la redundancia. Esto, para desconsuelo de los aludidos, no se  aprende en un simple ‘manual’.

Diario El Telégrafo /  15 Jul 2014

http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/claves-y-lecciones-tras-la-pelota-mundialista.html 

Plenitud de un juego perdurable


¿Qué tema concita en la coyuntura la atención del lector(a), desde la cobertura mediática planetaria, cuya primacía merezca la descripción en esta cuartilla? ¿Qué actividad de dimensión globalizante causa el fervor de la masa social, más allá de la monótona convivencia diaria, en una especie de ritual que deviene cada 4 años?

La respuesta merece la obviedad de los hechos: el Mundial de Fútbol. Por todo lo que conlleva en sus interioridades y en sus márgenes. Es el certamen que permite que el balón cobre magia y vitalidad. Es el lenguaje que despierta emociones inusitadas y que supera asimetrías de clases y contradicciones sociales.

La fiebre de la pelota es avivada por una hinchada que se estremece con la bandera patria, renovando valores colectivos, amores geográficos y sentimientos identitarios. Los detractores del fútbol dirán que el Mundial es el resultado de un gran negociado en torno al afán de lucro y que esta disciplina es el opio contemporáneo de la gente. Sin embargo, el fútbol, visto desde otras aristas, es momento lúdico y creativo en donde se fomentan historias de pundonor y gloria. Y, desde luego, anécdotas de derrota y decepción. Es la síntesis de la existencia de los hombres, con aciertos y errores, con virtudes y debilidades.

El actual evento mundialista ha sido de elevado estándar en las canchas de Brasil, con lo cual la satisfacción se refleja en la gente que degusta este deporte, especialmente de nuestra Latinoamérica, aunque el desencanto se apropia de los hinchas de España, Inglaterra, Italia, Francia. Pero a su vez ha demostrado los protervos intereses de una mafia dirigente que se ensañó con el jugador uruguayo Luis Suárez, en una excedida sanción.

El fútbol es elemento unificador, tal como detallan las imágenes de televisión ante el arribo del seleccionado colombiano al suelo paisa. O también de gestos de solidaridad, como lo demostraron los jugadores argelinos al donar premios económicos a la población vulnerable de la Franja de Gaza. Entonces el fútbol no solo se reduce a su función primaria en las canchas, sino también afuera de ellas. Es que sus principales actores al fin y al cabo son personas que transitan por los chaquiñanes de la convivencia comunitaria, aunque más de uno peregrine temporalmente enceguecido por la trama de la banalidad y la fama.

Y en el teatro de los acontecimientos futboleros encontraremos todo tipo de pasiones desbordadas en noventa minutos, y en ocasiones en tiempo prolongado que se funde con el sufrimiento humano. E incluso, ciertas definiciones se dan a través de los penales como colofón del éxtasis en los graderíos donde no cabe la razón ni la lógica.

El fenómeno del balompié nos permite adherirnos a un equipo determinado. Y en mi caso, tras la pronta eliminación ecuatoriana, la Albiceleste es la opción segunda. Anhelo que la gesta del Mundial México 86 se reedite, que sea campeón Argentina, ya no con Maradona, sino con Messi, en el mismísimo Maracaná de Río de Janeiro, en una final de infarto -propia de una jornada dominguera-, cuyo rival aún está por definirse.

Diario El Telégrafo /  08 Jul 2014

http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/plenitud-de-un-juego-perdurable.html 

Bendita pelota hechizada en la grama


La celebración rutilante del fútbol irradia en estos días desde la geografía brasileña como una catarsis que vence los miedos y el tránsito cotidiano. Con todos sus ángeles y demonios. En una convocatoria que concita la atención ecuménica. En un espectáculo en donde se contraen y reproducen las bondades y males de nuestra sociedad. Como diría Jorge Valdano: “El fútbol es un juego infinito en el que cabe toda la complejidad humana, desde los grandes valores hasta las más pequeñas miserias”.

El rey de los deportes rebasa pasiones y sentimientos encontrados. En esta edición mundialista (2014) se observa en la grama brasileña un óptimo nivel de competición y sistemas variados en los aspectos: técnico y táctico.

Aunque en los exteriores de las canchas, en cambio, se manifieste el malestar y el descontento de la gente ante la deuda social todavía pendiente. Es la paradoja de la vida: se gastan colosales recursos en un evento deportivo, en tanto los problemas estructurales de la sociedad aún siguen perceptibles. Pero es el fenómeno mundialista al que no hay que rehuirle, ya que detrás de él se guarda un sinnúmero de intereses que superan la dimensión futbolística: en su contorno se expresan otros beneficios, de orden político, económico, empresarial y mediático.

Porque nos guste o no, el fútbol también es el resultado de una dinámica mercantilista cuyos movimientos giran alrededor del macabro ritmo del mercado y la tentación del dinero, a través de su apoderado mayor: la FIFA, entidad desde donde se mantienen en sigilo verdaderas redes de poder en el orbe. Basta recordar el escándalo de sobornos por la designación de las sedes para los próximos mundiales y su impunidad reinante para dimensionar su influjo.
Sin embargo, “la pelota no se mancha”, como dijo Diego Armando Maradona, quien a propósito nos deleita a través de Telesur junto con el periodista uruguayo Víctor Hugo Morales -en horario nocturno- con su programa ‘De zurda’; una mirada diferente de leer el fútbol, desde el hondo arraigo latinoamericano.
Entonces, el fútbol es esperanza en el imaginario colectivo. Es pasión -aunque suene redundante- desbordada en las emociones múltiples de los graderíos. La hinchada se funde en un solo aliento a favor de su equipo y con ello de un modo irrefrenable codicia el triunfo. En el caso ecuatoriano -ya eliminado de la cita mundialista- queda el destello de participación y la ratificación de que con empeño y coraje sí es posible alcanzar grandes metas.

Este deporte concita más de una reflexión, por eso, recibí en versión digital el ensayo Fútbol y antivalores, del catedrático universitario Jorge Villarroel Idrovo, en donde se hacen serios cuestionamientos a esta disciplina en el contexto de una práctica alienada por el torrente capitalista y como antítesis de ejemplos axiológicos.

Pese a lo dicho, el balón seguirá rodando y generando reiteradas muestras de apoyo masivo. Ante lo cual, los “ingenuos panegíricos del fútbol” seguirán multiplicándose dentro y fuera de los estadios.

Como lo anunció en emotiva narración Carlos Efraín Machado: “Bendita pelota…”.

Diario El Telégrafo /  01 Jul 2014

http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/bendita-pelota-hechizada-en-la-grama.html 

Paralelo Cero: poesía y pan para el hombre


De una manera persistente, metódica y hasta obsesiva, Xavier Oquendo Troncoso, poeta y gestor cultural, ha logrado que el Encuentro Internacional de Poesía en Paralelo Cero en nuestro país atraviese los 6 años de existencia, a pesar de cierta desidia estatal y del nulo auspicio privado derivado en este 2014.

Precisamente, a inicios de este mes, Paralelo Cero fue el epicentro lírico en varias ciudades: Quito, Guayaquil, Riobamba, Cuenca, Otavalo, Esmeraldas y Atacames. Evento en donde se rindieron sendos homenajes a: Pedro Jorge Vera, Manuel Zabala Ruiz, Jacinto Cordero Espinosa y Antonio Preciado Bedoya. También en donde se dieron a conocer 12 títulos de recientes obras bajo el sello de El Ángel Editor y se expuso un par de conferencias.

Cerca de 40 poetas nacionales y de otras latitudes: Chile, Argentina, Colombia, España, Perú y Cuba (reunidos además en el libro antológico respectivo), compartieron a través de lecturas de textos, su producción poética, desde sus individualidades, que marcan el insondable ritmo del autor(a). Sin embargo de las dificultades presupuestarias, Paralelo Cero, en este año, salió ileso de escollos y lastimaduras, en espera de que a futuro haya las condiciones propicias de estamentos encargados directamente de apoyar actividades de enorme trascendencia en el campo de las letras. Que la tenacidad e interés de Oquendo Troncoso sirvan de ejemplo a quienes, por obligación, deberían impulsar proyectos de envergadura en el ámbito de la cultura antes de regodearse en cargos públicos al peor estilo de la burocracia dorada.

Enhorabuena que Paralelo Cero no se vio afectado en su realización, ya que las puertas se abrieron en alcaldías, embajadas, centros académicos, galerías, universidades y la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión. Encuentro de decires y gestos que convocan a la solidaridad humana, de soledades regocijadas con el vuelo del tierno colibrí y apesadumbrados con la caída de la tarde. Encuentro de caricias y saudades a través del verso eterno.

Las voces ecuatorianas de Cristian López, Gabriela Ponce, Nelson Villacís, Sophía Yánez, Luis Enrique Yaulema y Marcos Rivadeneira Silva denotan la vocación inclusiva de los recitales programados y la ruptura de posibles cenáculos literarios. Y, a su vez, las expresiones provenientes del extranjero le nutren de un inconfundible hálito poético, a través de: Jorge Ariel Madrazo, Eduardo Chirinos, Juan Carlos Mestre, Víctor Rodríguez Núñez, Alberto Szpunberg, Hellman Pardo. Quedan otros nombres al margen de este texto; de los nuestros y de otros lares foráneos. A todos ellos y ellas, vaya el reconocimiento por su incansable búsqueda del barro y la hogaza de cada día.  

Mientras nuestros cuerpos descansan, Víctor Rodríguez Núñez se confiesa: “No sé por qué camino/ pero he llegado aquí/ Hasta este raro sitio/ sin casas ni paisaje/ Este lugar desnudo/ de las piedras al alma/ donde el mundo germina/ Quizás también tú llegas/ siguiendo ese camino/ En esta vida harta/ de aciertos y certezas/ solo el error nos une/ La poesía es el reino/ de los equivocados”.

Diario El Telégrafo /  24 Jun 2014

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Pedro Saad Herrería, el librepensador


Hay personas en la esfera social que dejan su legado -sea espiritual y/o corpóreo- como testimonio ferviente de saberes y aportes en el contexto del bienestar común. Hay hombres de bien que con su sencillez demuestran la capacidad de grandeza en la existencia humana. Hay ciudadanos que contribuyen con su talento y aptitudes a reivindicar la esperanza en el corazón desolado del pueblo.

Ante la reciente muerte de Pedro Saad Herrería, quedan como evidencia de infatigable labor sus ideas, sus quehaceres de carácter multifacético, su conducta versada en la ética de los actos, su optimismo por reconstituir una nación encaminada al progreso colectivo, sus libros: Asaad Bucaram, historia de una lucha; ¡Viva la patria!; El Ecuador en la OPEP; Toda la verdad sobre las armas del Cenepa; La caída de Abdalá; La caída de Mahuad; La caída de Lucio; Antes del amanecer, antecedentes de la Independencia; entre otros.

En su condición de estudioso de los hechos distantes consideró que “…la historia no es un pretérito, que solo deba recordarse en efemérides, sino que es siempre un presente en trance de optar por el futuro o el pasado”. En sus escritos prevaleció la impronta anónima del obrero, del indio, del negro, del montubio, del excluido por las páginas oficiales.

Fue un constante suscitador de la nueva literatura, para lo cual estimulaba con su palabra a nacientes poetas y narradores. Por ello, en 2000, en el marco de las IV Jornadas de Poesía Joven, en mi ciudad: Otavalo, Pedro mantuvo un protagonismo latente, junto con más de cuarenta creadores provenientes de la diversidad ecuatorial, a la cual calificó de ‘generación desencantada’.

Su labor pública fue intensa como escritor, diplomático, dramaturgo, cineasta, político, servidor gubernamental, pero, esencialmente, como pidió que le recordaran: librepensador. De mano generosa, siempre demostró predisposición ante las inquietudes planteadas por quienes requerimos de su voz autorizada. Heredó el activismo comunista de su padre Pedro Saad Niyaim, reconocido dirigente sindical.

Pedro Saad Herrería: maestro en el trayecto inhóspito de la vida, infatigable conversador, culto personaje de comprometida militancia a favor de los otros. Pensador profundo. Cinéfilo empedernido. Guía y faro para las generaciones jóvenes. Conocedor de variados aspectos que se funden entre la realidad y la ficción. Viajero de utopías. Lector e investigador contumaz. Pedro: me quedo con tu verbo justo, con tu cátedra aleccionadora, con tus gestos de hombre generoso, con tu naturalidad que te vuelve enorme en la dimensión intelectual. Que tus cenizas perpetúen tu memoria.

Diario El Telégrafo /  17 Jun 2014

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Francisco: carisma, realidad y desafío


Transcurrido poco más de un año del ascenso de Jorge Mario Bergoglio al papado, me atrapan ciertas inquietudes de carácter terrenal.

¿Cuáles serían las primeras ideas que atravesaron por la mente de la autoridad eclesiástica cuando supo de su designación? ¿Su postulación sería discutida y valorada con antelación al máximo cónclave en Roma ante la renuncia de Benedicto XVI? ¿Hasta qué punto es creíble su neutralidad política? ¿Hubo ambigüedades en el trajinar religioso pasado? ¿Sus homilías y encíclicas merecen credibilidad respecto del apego a favor de los desposeídos o es tan solo el efecto de una sostenida estrategia mediática? ¿Qué repercusiones trae a Latinoamérica tal investidura? ¿Qué grupos religiosos, políticos y hasta económicos apoyan y sostienen su permanencia en el Vaticano?

No es mi intención polemizar, pero creo que tras la nominación de Bergoglio como máximo representante de la Iglesia católica en el mundo quedan pendientes conjeturas que solo pueden ser respondidas puertas adentro de la Santa Sede. Detrás de tan enigmáticos cabildeos de los purpurados debió existir más que un llamado espiritual. Dicho encuentro cardenalicio debió tener luces previas para arribar a la elección de Bergoglio.

Ciertamente la dimisión de Joseph Ratzinger fue objeto de un fuerte remezón de las estructuras de poder de la Iglesia, toda vez que causaron notoriedad acusaciones relativas a pederastia, prácticas homosexuales, lavado de dinero, nexos con la mafia, manejos irregulares de capitales (algunos de estos controversiales asuntos divulgados a través de los ‘VatiLeaks’), esto es, una crítica situación intramuros de la Basílica de San Pedro. En tales condiciones asumió el expresidente de la Conferencia Episcopal argentina el nombramiento papal.

Por su parte, Francisco I tiene historia propia. Desbordada de complejidades y no exenta de polémicas. Su trayectoria jesuita -a ratos acusada de personalismo- le permitió ejercer en su país el provincialato de la Compañía de Jesús, la docencia en el Colegio Máximo. Luego alcanzaría el arzobispado de Buenos Aires. Carismático con la gente, sacerdote de modales humildes, mantuvo una incómoda relación con ciertos personajes políticos, como los Kirchner, y una posición conservadora furibunda e intolerante en contra del aborto y del matrimonio igualitario. También ha sido contrario a la implementación de los juegos de azar. Es, por otro lado, indiscutible, su labor social, dirigida a grupos vulnerables, especialmente asentados en las villas en esa cruzada en pos de las ‘periferias existenciales’, desde la opción por los pobres. Pero su punto de controversia gira en torno a la pasividad demostrada ante denuncias de torturas y desapariciones en la época de la dictadura militar (1976-1983).

Los casos emblemáticos son los de los religiosos Orlando Yorio y Francisco Jalics, secuestrados y retenidos en la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada). De aquel tiempo se ha reflexionado que Bergoglio pudo haber intervenido con mayor compromiso para evitar tanto dolor humano.

Ahora, en un escenario distinto, con una enorme injerencia en la sociedad, Bergoglio intenta reacomodar los nudos conflictivos de la Santa Sede. Y, algo primordial: recuperar la confianza de los creyentes a partir de destellos de moral institucional. Ante esto, no le basta tan solo con ungirse de la bendición divina, sino también adoptar decisiones justas y equilibradas y rodearse de hombres que reivindiquen el Evangelio en la praxis.

Diario El Telégrafo /  10 Jun 2014

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Espinas y cicatrices de barro


La poesía contiene elementos insondables en el tránsito por la vida. De hecho, nuestra existencia está compuesta de una amalgama poética, que, a ratos, ni siquiera sospechamos. Es el efecto de la desnudez de los actos y de la tormenta que arrecia en la noche. Es el cúmulo del flagelo. Es el advenimiento del rocío que nos devuelve a la infancia. Es el silbido del pájaro en la frescura del día. Es la huella que conduce a la orilla incierta. Es la tesitura de una voz que se expande con angustia y se deleita en las fauces de lo venidero.

Con la propiedad que emana de un poeta que trasciende lo efímero, Hugo Francisco Rivella (Argentina, 1948) nos comparte su reciente trabajo: Espinas en los ojos & siete poemas de barro (El Ángel Editor, Quito, enero de 2014).

Es, ciertamente un cántico de esperanza que se abriga en la holgura mística. Tiene transparencia verbal y reminiscencia divina. Se sumerge en la buena palabra que emana de los pasajes y personajes bíblicos. Ahí está Dios siendo interrogado, de cuerpo entero, ante los cuestionamientos que provocan quebrantos y superan el tiempo. Como dice Antonio Preciado Bedoya: “Desde la boca de Cristo, Rivella pone el gran ojo fijo de Dios ante los del hombre, que respetuosamente le sostiene la mirada, sin negaciones estridentes, pero, a la vez, sin arrastrarse de hinojos o llegar a las mortificaciones del cilicio”.
Rivella poetiza el trigo, el pan, los peces de colores, el relámpago, la espada maltratando a los huesos, el río “abriéndose como tus manos”, el horror del mundo tras la muerte del hijo de Dios. Es una bocanada de misterio tras la crucifixión: “El alarido al cielo en carne viva y la luz que se derrama lentamente”.
La herida que provoca la desdicha en pos de la redención humana se contagia de altas temperaturas en la tormenta, se humedece de sangre. Es la caída de la tarde, el grito desconsolado de una madre afligida, el contubernio de almas perdidas. Es la oración que se desprende en la derrota: “el Padrenuestro que salvaba mi alma del naufragio”.

Hugo Francisco aletea mares insondables, se baña en las aguas venturosas de la historia de los pueblos afligidos, delinea el conjuro de la muerte desde el barro y las espinas. Advierte las consecuencias del símbolo cristiano y de la llaga sin cicatrizar. Enuncia la ausencia del ser ante la tumba descubierta y el alarido que resucita otros enigmas: “Yo sé que voy a ti,/ Padre./ Muero por ser un hombre con las huellas de Dios en la mirada,/ su eterna soledad./ Alguien lava mi cuerpo que no pesa./ Agua de mí en la noche que sube por la cruz y en la quietud del polvo de/ mis huesos vuelve a ser lo que fui,/ esta palabra,/ el fuego,/ el regreso,/ la hondura de saber que soy tu Hijo”.

Diario El Telégrafo /  03 Jun 2014

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Detrás del atardecer y la palabra herida


 ¿Cabe en una propuesta poética referirse al destino? ¿Resulta válido que en la grafía anide la ilusión de venturosos días? ¿Es menester expresar la belleza desde el silencio y el ocaso del placer? ¿Acaso es rutilante describir las ausencias en plena primavera? ¿Son perceptibles las huellas de la memoria en medio del olvido y el desaliento? ¿Hay aún horizonte válido en el tiempo fugaz? ¿Tiene trascendencia el soplo de viento que nos devuelve los delicados aromas y anuncia el final de los atardeceres? ¿Es pertinente el advenimiento del invierno cuando el desasosiego se impone como fantasma del pasado? ¿Conviene resumir en lenguaje metafórico el latido efímero de la felicidad y la penumbra contraída en el llanto?

De aspectos similares ilustrados a partir de la apropiación del verso, Rocío Cardoso (Uruguay, 1955) intenta dar respuestas en sus libros: Detrás de esa máscara, Verde Mburucuyá, Mujer dibujada de silencios, entre otros.
 
Los temas tratados reiteran la plenitud de la condición humana: muerte, amor (que “no es solo parte del paisaje”), desaliento, dolor, incertidumbre, sueños, recuerdos, se muestran vitales en la lírica expuesta. Es la profunda significación de los contornos de la vida, con sus pesares y controversias, con sus enigmas y rastros existenciales: “El peso del alma/ es pentagrama que no entiendo./ La luna,/ puñado de flechas,/ altera el tiempo,/ olvida risas de antiguas horas”.

Cardoso se inmola desde los quebrantos y pasajes marchitos, pero también se conmueve desde la contemplación y la luz de los ángeles. Su voz es también una tempestad erótica: “Te amparo en mis riberas/ y tus manos se aferran/ a mi desnudez/ entre sábanas/ con efluvio de pasión/ donde mi cuerpo es menos frío/ y mi rostro/ se ilumina con los amaneceres”. Es precisamente con la cadencia del oleaje que la autora se regodea en gemidos de salitre: “Me recorres/ hacia el este de mis muslos/ y al sur de mis espaldas./ Te detienes/ al norte/ donde mis pechos/ son presencia otoñal en el verano./ Mis caderas/ son salvaje asimetría/ al oeste de mi sexo…/ Aguardo/ tu piel de golondrinas/ para fundirme en tus besos”.

Los poemas de Rocío Cardoso guardan simbolismos entre la agonía y la conspiración del mañana. Emergen del vacío como un espejismo, aunque parezca una alegoría de rostros de la tierra nuestra y de siluetas nocturnas. Sus textos son la expiación de su sombra, pero, a la vez, son un fuerte grito de alerta ante el maltrato femenino y la decadente imposición patriarcal, asunto que a ratos socialmente se observa indiferente, cuando debería ser causa común de indignación: “A él no le importó/ el terror en su mirada/ ni las súplicas./ La tarde violácea/ eclipsó el aire con insultos./ Ella no opuso resistencia./ Retuvo el dolor/ como tantas veces,/ perdiéndose en medio del delirio,/ huyendo/ hasta el vientre de su madre”.

Tal actitud violenta encuentra destellos de emancipación: “Y otra vez,/ el espejo le devuelve/ un rostro amoratado/ que no puede gritar./ La humillación/ la abandonó a un lado,/ sin advertir que fue la clave/ que se negó a escuchar./ Al amanecer/ emigra con las gaviotas/ en busca de su propia libertad”.

Rocío Cardoso comparte su esperanza desde la incesante profecía poética. Como ella lo dice: “Todo ha cambiado,/ vibraciones,/ presencias./ Algo de mí seguirá vivo,/ palpitando/ en el contorno de esta casa”.

Diario El Telégrafo /  27 May 2014

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GAD: gestión pública y compromiso ciudadano


La posesión de las nuevas autoridades seccionales y locales vislumbra la posibilidad -en unos casos- de continuar con una tarea planificadora y de gestión pública o a su vez -en otros- de renovar maneras de aprehender e impulsar mecanismos a favor del desarrollo, desde la revisión y actualización de los planes de ordenamiento territorial.

La responsabilidad de vocales y presidentes (as) de juntas parroquiales, concejales (as), alcaldes y alcaldesas, prefectos (as) y viceprefectos (as) debe estar circunscrita, a más del cabal cumplimiento de la ley, en la necesaria retroalimentación con la población que les brindó el respaldo en las urnas, a través de la adecuada proyección de soluciones a necesidades imperiosas en cada territorio asignado para el caso.

El próximo quinquenio (2014-2019) será un período ambicioso de fortalecimiento del proyecto del Buen Vivir (Sumak Kawsay), en donde los gobiernos autónomos descentralizados (GAD) tienen un rol protagónico, independientemente de las afinidades ideológicas, toda vez que los consensos se alcanzan en la medida de los intereses conjuntos, coadyuvando de manera interinstitucional y mancomunada en la reducción de los niveles de pobreza y atraso social.

La cobertura de los servicios básicos, protección y preservación ambiental, acceso vial, ejecución de proyectos tendientes a la reactivación económica, productiva, agrícola y ganadera, concreción de la obra pública, fomento turístico y artesanal, estímulo recreativo, vigilancia y control en la demarcación del uso y ocupación del suelo, preservación patrimonial y arquitectónica, seguridad ciudadana, prácticas inclusivas de sectores vulnerables y de atención prioritaria, difusión cultural y artística, son aspectos inherentes a los GAD, todo ello, considerando un manejo financiero transparente y una aplicación técnica adecuada.

Los personeros (as) de elección popular no deben olvidarse de algo primordial: la participación de la gente.
Por tal motivo, hay que propender a la activa intervención ciudadana en la toma de decisiones en los organismos parroquiales, municipales y provinciales, a través de las asambleas y encuentros, audiencias públicas, cabildos populares, consejos consultivos, elaboración de los presupuestos participativos, acceso a la silla vacía, rendición de cuentas y control social.

Los GAD tienen como atribución directa el análisis, discusión y aprobación de políticas públicas tendientes al mejoramiento de los niveles armónicos de relación poblacional, en donde resalten las características solidarias e incluyentes, así como también la diversidad étnica. Los GAD deben cimentar su trabajo en aras de una comunión directa con el Gobierno Central y sus ejecutorias sujetas a la equidad interterritorial.

Diario El Telégrafo /  20 May 2014

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A una mujer especial en mayo


Mayo: mes de halagos, frases sensibles, regalos adquiridos de aquella vitrina consumista engendrada desde la trivialidad de la fecha, abrazos que se detienen en el recuerdo, invitaciones con el entorno familiar, charlas fraternas, temporada de enunciación reflexiva y de sentimientos encontrados.

En sí es una transitoria etapa de remembranza y, de alguna manera, de agradecimiento materno. Se valora el significado intrínseco de la vida, y con ello, los momentos interminables junto a un ser querido que nos enseña que las locuras vivenciales son el resultado de la esperanza que se queda retenida en la memoria junto con la gratitud. Hay una mujer especial en nuestra existencia. Desde que mantenemos el primer contacto en el vientre, se conjuga una cómplice sensación de protección cobijada con el hechizo del amor primero.

Las palabras son limitadas para describir ese intenso proceso de crianza. Tras cada sugerencia flamea en el horizonte una lección de respeto y admiración. La ausencia de ese rostro femenino nos provoca melancolía. La presencia física de nuestra progenitora nos genera alegría desmedida, desde la calidez del hogar. En mi caso, ella pertenece al signo Piscis, que se acerca a la sensibilidad por las cosas simples. Es susceptible por el dolor ajeno y por el propio. Es una incansable guerrera que ha trabajado sin pausa desde sus años iniciales de juventud, una inagotable conversadora, una amiga fiel con los suyos.

Su herencia es invalorable. Los principios inculcados a sus hijos son un legado del que no pueden desprenderse. Su figura se engrandece en cada instante que emite su criterio, cargado de sabiduría, fe y criticidad. Le encanta descubrir el rocío que surge de la naturaleza en cada madrugada, charlar observando las estrellas nocturnas que se dispersan en el cielo, cuidar de los nietos, amar a su esposo como un ritual en donde la abnegación, paciencia y comprensión se entrelazan en un solo significado. Ella mira detenidamente a los ojos de sus vástagos y comprende la espina incrustada en el interior de cada corazón; enseguida emergen como alimento espiritual alentadoras palabras que calman ese dolor interno.

Muchas veces es dura y firme, con el fin de alcanzar la ansiada luz del firmamento. En varias ocasiones, le observamos afligida, pero jamás derrotada. Los problemas familiares los asume como sus problemas directos. Y no interrumpe la búsqueda de mejores vientos. Trata de resolver los conflictos, sin mayores complicaciones, y en más de una ocasión lo consigue con éxito. Ella es, parafraseando a Gabriela Mistral: “Testaruda santa, ojo con viga de oro, caracol de música que oye siempre un coro que canta, por más que solo ella lo sienta”.

No cabe duda de que su tarea es ejemplar. Por ello, al ser maternal, le dedicamos las palabras de la reconocida poetisa chilena: “Gracias en este día, y en todos los días, por la capacidad que me diste de recoger la belleza de la tierra como un agua que se recoge con los labios y también por la riqueza de dolor que puedo llevar sin morir en la hondura de mi corazón”.

Diario El Telégrafo /  13 May 2014

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Retratos de ecuatorianidad


¿Quiénes somos? ¿De dónde provenimos? ¿Hacia dónde vamos? Preguntas esenciales en la construcción de una sociedad. Elementos de debate en la elaboración de una narración identitaria válida para el fortalecimiento del Estado-nación. Consideraciones pertinentes que surgen desde que el hombre toma conciencia de los fundamentos colectivos de apropiación social.

Jorge Enrique Adoum consideró que “la identidad es la raíz más honda o vigorosa que los pueblos y el individuo han echado en la historia: los elementos que la conforman -etnia, lengua, religión, ética, conciencia de nación…- pueden permanecer mucho tiempo enterrados bajo una dominación cultural e incluso bajo los vestigios de otra identidad, y reaparecer un día, de forma espontánea y orgullosa…”.

Ecuador posee un vasto acumulado cultural, en donde se entretejen realidades geográficas y complejidades étnicas marcadas con el pulso de los acontecimientos pasados, en donde nos cobija el encanto del paisanaje y las costumbres arraigadas en la raíz popular, en donde el talento va de la mano con rituales y tradiciones vigentes, en donde el Sol alumbra el verdor de la fértil tierra y la lluvia humedece los manglares, en donde los colibríes y los cóndores extraviados nos comparten su sensación de libertad, en donde el mito es aire y portento del alma de la gente.

Ecuatorianos (1ª edición, 2013) titula el voluminoso libro editado por el Gobierno Nacional a través de los ministerios de Inclusión Económica y Social y Coordinador de Desarrollo Social, conjuntamente con la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) y la Universidad de Cuenca. La coordinación de esta publicación está a cargo de Pedro A. Cantero. En su contenido la obra recopila instantes gráficos de un país extremadamente diverso y exuberantemente múltiple, de prácticas cotidianas ejemplares y de atardeceres con sabor a esperanza.

Cerca de una veintena de artistas gráficos (Javier Andrada, Miguel Alvear, Cynthia Bodenhorst, Ana María Buitrón, Pablo Corral, Edu León, Amaury Martínez, Daniel Patiño, Juan Antonio Serrano, entre otros) ilustra, acogiendo diferentes aristas, la huella de nuestra patria en su cotidianidad, con una amalgama en donde prevalece el ser humano desde sus amplias esferas de cohesión comunitaria. A ello se suman reflexiones ensayísticas de Doris Soliz Carrión y Pedro A. Cantero. En cada fotografía queda impregnada la condición intercultural de nuestro entorno, más allá de miradas estereotipadas.

Ecuatorianos es el compendio de rastros y rostros, de aconteceres y dolores íntimos, de recuerdos y sueños permanentes. Es el reflejo de una nación que pugna por la inclusión en medio de rezagos coloniales, prejuicios raciales y resquemores regionalistas.

“La única argamasa posible para unir lo que nos queda es la conciencia de un país esplendoroso por su multiplicidad geográfica y humana, lleno de posibilidades que él mismo ignora, tal vez por temor o por pereza, y que debe hacerse o seguir haciéndose”, enfatizó Adoum.

Ese es uno de los aportes concretos de Ecuatorianos, visualizar aquella riqueza material y espiritual, en bien de la consolidación de la identidad ecuatorial.

Diario El Telégrafo /  06 May 2014

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AP: rumbo y desafío organizativo


El 1 de mayo entrante se llevará a cabo en Esmeraldas un importante cónclave de Alianza PAIS (AP), espacio de dimensión nacional en donde se redefinirá el rumbo organizativo de esta tienda política.

Previamente a ello, debió generarse un amplio debate, el mismo que tenía que extenderse de manera horizontal desde la parroquia, el cantón y la provincia, en un esfuerzo de cohesión territorial. En este ejercicio de autoanálisis, la participación de la militancia es decisiva en la búsqueda de consensos desde la raíz social.

Como premisa era imperioso insistir al interior del movimiento en la convocatoria a una seria discusión respecto de la reformulación de los lineamientos programáticos y del régimen orgánico que constituye la matriz de AP. Para lo cual la opinión de adherentes y simpatizantes -a más de las autoridades electas en representación de la lista 35, el 23 de febrero en todos sus niveles- tuvo que sistematizarse en talleres y jornadas reflexivas a lo largo y ancho del país (consejos políticos).

AP, al ser la primera fuerza político-electoral en el Ecuador, requiere impulsar un balance ecuánime de su accionar, para lo cual sus directivos deben despojarse de subjetividades y asumir con la debida madurez las correcciones pertinentes. Al ser una organización aún en latente construcción han existido significativas victorias, no obstante, también se han cometido errores que deben ser superados. En tal sentido, hay que insistir en la organicidad adecuada, cuyo fortalecimiento va de la mano con el interés asumido por la militancia, la cual debe ir más allá de canonjías burocráticas.

¿Existen los insumos que recogen el sentir militante de cara a la Cuarta Convención de AP? ¿La nómina del directorio nacional entrante será elaborada desde una expresión inclusiva o será la respuesta a intereses grupales? ¿Cabe ahondar en la cavilación inherente a su condición de movimiento o partido? ¿Cuáles han sido los resultados de los organismos de base para el robustecimiento de AP?

La agrupación oficialista tiene una tarea importante dentro de su concepción estructural, ligada a ratificar el carácter revolucionario de su núcleo ideológico. Esto, como fundamento y razón colectiva, solidaria y de izquierda. Hay que sopesar la aplicación de estrategias pertinentes en torno a la política de alianzas con sectores afines y movimientos sociales.     

¿Caben expectativas mayores luego de la reunión en Esmeraldas? Ese es el anhelo de quienes abrigamos la esperanza ante la validez del proyecto del Buen Vivir y del socialismo de nuevo tipo.

Diario El Telégrafo / 29 Abr 2014

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