Concluidos los comicios del 17 de febrero, se delinean análisis
respecto de sus resultados. En lo que tiene que ver puntualmente con la
perspectiva de la agrupación política oficialista y su proyecto
gubernamental, corresponde sumar ciertos aspectos de carácter reflexivo.
El Movimiento PAIS -más allá del triunfalismo electoral- debe generar internamente una evaluación y diagnóstico del respaldo en la urnas, con la finalidad de robustecer el apoyo popular y vigorizar la propuesta de la Revolución Ciudadana (RC). A más de radicalizar el proceso, tal como afirma Mario Ramos, corresponde defender los logros obtenidos por el mismo.
Es fundamental que el eje dinamizador de Alianza PAIS genere condiciones de una militancia inmersa en una capacitación permanente, a través de instancias de formación política. Todo proyecto revolucionario debe propender en sus adherentes a una cardinal conciencia ideológica, que se sobreponga a beneficios burocráticos y/o condiciones instrumentalistas que desvían la atención del objetivo principal.
No cabe duda de que las elecciones se convirtieron en espacio de consolidación de un amplio entretejido militante -en donde sobresalió la energía juvenil- que contribuyó en la labor proselitista, pero tal activismo debe cimentarse en una periódica discusión y relectura de la RC y su contexto histórico, basado como respuesta -según Jorge Núñez Sánchez- “a dos siglos de brutal y mísera dominación oligárquica, de marginación política a los pobres, indígenas, negros y mestizos”.
Diría con mayor precisión, que la base social de Alianza PAIS debe inmiscuirse en una pedagogía política a partir de las lecciones que se derivan del pasado patrio. Ahora, el presente se esboza con optimismo, en pos de un futuro pleno de esperanza. Es pertinente, además, que la dirigencia del Movimiento PAIS apuntale una organización política sólida, de profundo carácter democrático, en donde sus allegados/as y simpatizantes tengan voz propia y emitan criterios propositivos en la medida de reivindicar postulados esenciales de la condición de izquierda: solidaridad, justicia, tolerancia y equidad.
Conviene diferenciar plenamente a la estructura política de la esfera gubernativa, con la finalidad de evitar el clientelismo y el uso inadecuado de los bienes públicos. Queda explícito que el militante se suma a los postulados del Movimiento PAIS en una decisión voluntaria y de determinación política y el funcionario/a estatal responde a su función de servicio colectivo como consecuencia de sus cualidades profesionales y técnicas.
El Movimiento PAIS, con su máximo líder Rafael Correa, deja una enseñanza determinante en la política ecuatoriana: más allá de la retórica, la tarea principal es la ejecución pragmática de los anhelos populares.
Diario El Telégrafo / 27 Feb 2013
El Movimiento PAIS -más allá del triunfalismo electoral- debe generar internamente una evaluación y diagnóstico del respaldo en la urnas, con la finalidad de robustecer el apoyo popular y vigorizar la propuesta de la Revolución Ciudadana (RC). A más de radicalizar el proceso, tal como afirma Mario Ramos, corresponde defender los logros obtenidos por el mismo.
Es fundamental que el eje dinamizador de Alianza PAIS genere condiciones de una militancia inmersa en una capacitación permanente, a través de instancias de formación política. Todo proyecto revolucionario debe propender en sus adherentes a una cardinal conciencia ideológica, que se sobreponga a beneficios burocráticos y/o condiciones instrumentalistas que desvían la atención del objetivo principal.
No cabe duda de que las elecciones se convirtieron en espacio de consolidación de un amplio entretejido militante -en donde sobresalió la energía juvenil- que contribuyó en la labor proselitista, pero tal activismo debe cimentarse en una periódica discusión y relectura de la RC y su contexto histórico, basado como respuesta -según Jorge Núñez Sánchez- “a dos siglos de brutal y mísera dominación oligárquica, de marginación política a los pobres, indígenas, negros y mestizos”.
Diría con mayor precisión, que la base social de Alianza PAIS debe inmiscuirse en una pedagogía política a partir de las lecciones que se derivan del pasado patrio. Ahora, el presente se esboza con optimismo, en pos de un futuro pleno de esperanza. Es pertinente, además, que la dirigencia del Movimiento PAIS apuntale una organización política sólida, de profundo carácter democrático, en donde sus allegados/as y simpatizantes tengan voz propia y emitan criterios propositivos en la medida de reivindicar postulados esenciales de la condición de izquierda: solidaridad, justicia, tolerancia y equidad.
Conviene diferenciar plenamente a la estructura política de la esfera gubernativa, con la finalidad de evitar el clientelismo y el uso inadecuado de los bienes públicos. Queda explícito que el militante se suma a los postulados del Movimiento PAIS en una decisión voluntaria y de determinación política y el funcionario/a estatal responde a su función de servicio colectivo como consecuencia de sus cualidades profesionales y técnicas.
El Movimiento PAIS, con su máximo líder Rafael Correa, deja una enseñanza determinante en la política ecuatoriana: más allá de la retórica, la tarea principal es la ejecución pragmática de los anhelos populares.
Diario El Telégrafo / 27 Feb 2013
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