La muerte de Hugo Chávez Frías conmueve a la gran patria latinoamericana. De manera particular, Venezuela llora a su líder indiscutible, quien propugnó la construcción de una sociedad de valores supremos, en donde la justicia, igualdad y solidaridad sean más que postulados, sino elementos pragmáticos en pos de objetivos supremos. Él gobernó a favor de los sectores desposeídos, dentro y fuera de su país, a través de sendos programas y misiones. Se encargó de reducir los niveles de pobreza y redistribuir la riqueza en bien de quien más lo necesita. La educación, salud, vivienda fueron áreas de vital fortalecimiento, a la par de la consolidación de las estructuras estatales.
Tuvo un obsesivo anhelo integracionista, que lo llevó a promover tesis y estamentos de unidad continental. También un enfoque del socialismo de nuevo tipo, que traspasó las fronteras, en cuyas palabras destacó que: “hemos asumido el compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia el socialismo y contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la libertad y en la igualdad”.
De lo descrito se desprende un aspecto esencial en el quehacer político: su honda convicción bolivariana y la aplicación de una democracia participativa, en donde la ciudadanía tiene una directa intervención protagónica en la toma de las grandes decisiones, superando así la eventualidad electoralista. La carrera militar infundió el camino encauzado por el Libertador, quien aludió que: “Yo sigo la carrera gloriosa de las armas solo por obtener el honor que ellas dan: por libertar a mi patria y por merecer las bendiciones de los pueblos”. Tal vez por ello su maestro Jacinto Pérez Arcay manifestó: “Mientras Chávez viva será un peligro para los mediocres, los ambiciosos, los oportunistas. Sin que sea un hombre perfecto -que no lo hay-, indiscutiblemente, es un continuador coherente y lúcido del pensamiento de Bolívar”.
Varios momentos marcaron su trayectoria, como el levantamiento militar de febrero de 1992 y la intentona de golpe de Estado perpetrado en su contra en abril del 2002. Asimismo, su apego por consultar al pueblo ante temas trascendentes a través de las urnas, y su denodada posición de defensa de la soberanía nacional. Fue antimperialista y de un indeclinable apego por las causas populares. Mentalizador del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), no descansó en la consigna de fundar un instrumento partidario que tenga como meta fundamental la toma del poder para servir a la gente humilde.
Aguerrido y batallador por un lado y ser sensible y soñador por el otro, como en aquellos años en donde degustaba los dulces elaborados por su abuela Rosa Inés en tierras de Sabaneta. Hugo Chávez: conductor de utopías, guerrero de mil batallas, estadista de lecturas interminables, caudillo que pervive en el corazón popular.
Diario El Telégrafo / 27 Mar 2013
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