domingo, 10 de agosto de 2014

Roberto Morales Almeida


A fines de agosto falleció don Roberto Morales Almeida, personaje de lustre en el campo de las letras e investigación, quien a través de su pensamiento y tarea literaria, descolló con méritos propios. Si bien su ascendencia fue carchense, su sitio de exploración vivencial, su lugar de asentamiento permanente en donde desarrolló sus preocupaciones intelectuales fue Ibarra. Desde esta ciudad, acrisoló el espíritu de servicio social y la infatigable tarea por desentrañar la realidad de los hechos.

En tal sentido, se desempeñó como educador del nivel medio, historiador, autoridad pública y periodista. Precisamente, en esta última faceta, don Roberto mantuvo una larga labor editorial en Diario La Verdad, medio de comunicación creado por Mons. Leonidas Proaño Villalba. Desde sus páginas reivindicó valores humanos y principios altruistas, al mismo tiempo que no estuvo exento de críticas contumaces a la desidia burocrática y a la indolencia de la clase política. Entre sus constantes postulados se destacó reiterativamente el concepto de la ibarreñidad, como elemento identitario y de valía de la patria chica.

Como presidente de la Sociedad Cultural “Amigos de Ibarra” se preocupó de indagar el pretérito de este estratégico sector del norte ecuatoriano y de concretar un ambicioso proyecto bibliográfico reflejado en la publicación de siete volúmenes de la denominada “Monografía de Ibarra”. Autor de varios libros, se dedicó con mayor profusión al ensayo, género desde el cual esclareció las raíces terrígenas y el aporte de prohombres de reciedumbre especial (Eugenio Espejo, Antonio Ante, Calixto Miranda, Teodoro Gómez de la Torre, Mariano Acosta, Pedro Moncayo, Julio Zaldumbide, Víctor Manuel Guzmán, Carlos Suárez Veintimilla, Fernando Chaves Reyes, entre otros).

Fue miembro fundador de la Casa de la Cultura “Benjamín Carrión” Núcleo de Imbabura, e integrante de la Academia Nacional de Historia y de su par de la Lengua Española. Se desempeñó como concejal, consejero provincial, diputado y como directivo de varias instituciones y gremios locales.

Don Roberto, como maestro normalista, siempre inculcó en todas las actividades a su cargo una pedagogía en donde se conjugaba la ética, las virtudes excelsas y el profundo apego a la fe. De igual manera, la honestidad de procedimientos y la acción dirigida a enaltecer los derechos de las mayorías oprimidas fueron elementos sustanciales de sus reflexiones escritas. Fue un hombre de bien en toda la extensión de la frase.

Si Quito tuvo a Jorge Salvador Lara como su cronista mayor, Ibarra se precia de acoger en su seno citadino a Roberto Morales Almeida como el eterno comentarista del devenir histórico de enorme proyección para las presentes y nuevas generaciones.

Diario El Telégrafo /  02 Oct 2013

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