lunes, 11 de agosto de 2014

Reflexión electoral


El tablero electoral va definiendo posiciones y visibilizando candidaturas. Es una temporada en donde las agrupaciones políticas intentan persuadir a las personas con capacidad de sufragio. Es el resultado de la vocación democrática, en donde se expresan las fortalezas y debilidades propias de un sistema de marcada herencia representativa y liberal. Es en el caso coyuntural el momento oportuno de efectuar un balance de las obras ejecutadas, de los planes cumplidos y de las proyecciones esbozadas a favor de la parroquia rural, el cantón y la provincia, sin descuidar una adecuada articulación con las políticas públicas de índole regional y nacional.

Entonces, las candidatas y candidatos que en estos días toman protagonismo de cara a las elecciones de febrero de 2014, tras sus inscripciones, deben tomar en consideración que su activismo es decisivo en el marco de la afirmación democrática y, esencialmente, en las líneas trazadas dentro del desarrollo de su territorio. Cabe mencionar que es fundamental que se superen aquellos baratillos de ofertas que rondan en cada campaña electoral, en donde en más de una ocasión se ha escuchado propuestas totalmente desfasadas de la realidad. Es que los aspirantes a las diversas dignidades de nominación popular deben sintonizar los apremiantes problemas de la población y sistematizar en un documento propositivo que sea factible cristalizarlo, para lo cual hay que conocer  los alcances normativos de las competencias delimitadas por la ley y de los niveles de responsabilidad que tiene cada cargo elegible.
Los partidos, con escasas excepciones, no cumplen con un adecuado proceso de formación ideológica...
En tal situación, los partidos, con escasas excepciones, al menos de lo que se percibe, no cumplen con un adecuado proceso de formación ideológica y adoctrinamiento político de su militancia, el que redunda en una notable falencia de cuadros a la hora de seleccionar candidaturas, conllevando a la designación de personas que no tienen ningún compromiso con el movimiento al que representan, ni tampoco un  panorama claro de la función que deberían cumplir en caso de obtener el respaldo en las urnas.

A los partidos les corresponde mayor responsabilidad en el procedimiento interno de depuración de candidatos/as y no solo su intervención por salvaguardar el registro acuñado por el Consejo Nacional Electoral (CNE). A ratos tales movimientos concretan alianzas exclusivamente en vientos electorales, dejando a un lado una seria y prolongada discusión entre sus directivos y base militante, con el objetivo de alcanzar acuerdos de carácter programático.

Las elecciones son un efecto motivante de civismo y discusión de ideas. Sobre la base de aquello, los sujetos políticos deben estar a tono de las exigencias de las mayorías. El actual electorado tiene óptimos mecanismos de información y mayor acceso a recabar fuentes documentadas, por tal motivo se aspira a que en las elecciones venideras la ciudadanía sepa escoger y seleccionar a sus mejores representantes como sus autoridades inmediatas.

Diario El Telégrafo /  19 Nov 2013

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