miércoles, 16 de febrero de 2011

DIVERSIDAD Y TOLERANCIA


Las sociedades -en términos generales- son heterogéneas, llenas de complejidades, contrastes, construcciones individuales y colectivas. De su acumulado e influjo histórico se desprenden costumbres, tradiciones, simbologías, representaciones, valores, leyes, religión, modos de producción, signos culturales, en definitiva, huellas de identidad.

En tal marco societal, el componente étnico es fundamental en la configuración identitaria. La aceptación al otro es un acto racional en el conjunto de los distintos grupos sociales. Aquella actitud necesaria para la convivencia armónica, permite una interactuación entre etnias diferentes. A partir del reconocimiento de la otredad, una comunidad determinada afianza una posición pacífica y amplía sus horizontes en pro del desarrollo integral. Es lógico suponer que una colectividad tendrá mayores oportunidades de progreso, en la medida en que sus integrantes asimilen sus diferencias y esgriman a plenitud los desafíos planteados en prospectiva, superando las divergencias y, valorando en gran medida, la unidad de criterios, planteamientos y acciones.

La diversidad étnica siempre será un elemento vital en el entorno socio-cultural, más aún, cuando se interponen aspectos, como el ideológico, territorial, regional, histórico, entre otros. El fenómeno intercultural implica el mutuo respeto racial, el múltiple desprendimiento de los sujetos sociales ante su origen y visibilización humana. Considerando el sentido de pertenencia, las personas coexisten en espacios ciertamente disímiles, pero no por ello, menos aptos, en la edificación de una comunidad igualitaria y flexible. Esa actitud tolerante es factible, en concordancia a la conciencia ciudadana, ligada estrechamente con una adecuada interrelación social, en donde es pertinente la cristalización de vasos comunicativos. Dicho de otro modo, el diálogo transparente y desprejuiciado contribuye en la armonización de las miradas propias y ajenas.

Para el efecto, es esencial combatir rezagos colonialistas como el racismo, que afectan directamente a la consolidación de una sociedad incluyente y promotora de la reconciliación entre actores diversos. Es innegable que nuestros pueblos tienen características multiculturales y pluriétnicas, las mismas que han persistido en el tiempo, pese al embate de ciertas percepciones etnocéntricas occidentales, impuestas desde el poder político -sistema capitalista-, en una variable de la cultura oficial homogénea.

Es innegable nuestra variada estructura social, sintetizada en la conjunción existencial de mestizos, indígenas, afro-descendientes. Cada uno con sus maneras peculiares de expresión y con la capacidad de comprensión y entendimiento de la pluralidad cultural. Esa búsqueda de la compatibilidad interétnica, se efectiviza en la praxis, en la cotidiana forma de conocer y reconocer al ente distinto. En los aprendizajes y experiencias que se exteriorizan en la profundidad del ser humano.

Diario El Telégrafo / 01-diciembre-2010 / pág.08

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