Este espacio contiene artículos de opinión y datos informativos sobre arte, cultura, identidad y análisis político. Aunque en esencia, se nutre de la semilla literaria que crece como la vida, y, a ratos, se ausenta como la muerte.
miércoles, 16 de febrero de 2011
El universo literario del niño terrible del Perú
Jaime Bayly, escritor y periodista, ha sido calificado en su natal Perú como el niño terrible, por la peculiar manera de entrevistar, por sus irreverentes relatos, por las constantes polémicas ante su pensamiento político, por la actitud pública de asumir su bisexualidad. La crítica lo ha valorado como una nueva voz de la literatura hispanoamericana.
En tal sentido, Jaime Bayly Letts (Lima, 1965) es un referente de la novelística actual. No cabe duda. Aunque la gente lo conoce como un exitoso entrevistador televiso, su verdadera pasión está ligada con el entramado de historias, con la alteración de la realidad, a partir de la creación literaria. Autor de innumerables obras (No se lo digas a nadie, El huracán lleva tu nombre, Fue ayer y no me acuerdo, Los últimos días de la prensa, Y de repente, un ángel, La noche es virgen, Yo amo a mi mami, Los amigos que perdí, Aquí no hay poesía, La mujer de mi hermano, El canalla sentimental, El cojo y el loco, Morirás mañana). Sus libros -que han servido de fuente primaria para el cine- son la fusión de lo cotidiano con lo ficticio, del lenguaje burdo con la entelequia de lo irreal. Cada frase suya guarda con espasmo la emoción de su propia vida, la inconsistencia de su propio yo, la disquisición en pro de la identidad particular. Atrapado por el hechizo de las letras, Bayly anhela consolidar su condición de escritor, a base de una profunda maduración del oficio. “No me interesa ser un escritor respetable. Me basta con ser un escritor a secas”, revela. Gran parte de sus años se radicó en los Estados Unidos, en donde emergió con soltura la magia literaria y el fantasma de la estética de largo aliento.
Explorador contumaz de los desenfrenos de la clase burguesa peruana, su temática desentraña los “mundos ocultos” que giran alrededor del consumo de las drogas, de las aventuras y desventuras al filo de la madrugada, del abundante trajinar del alcohol y la resaca que provocan los días vacíos, del desvarío del hombre que se somete a las debilidades y al abismo de la insensatez. La preferencia por el homosexualismo está inmerso en cada página de sus obras. A ratos, acepta cierto fracaso personal: “he fracasado más de una vez en ser presentador exitoso de televisión porque a cierto público le disgustaban mis desmanes [...] he fracasado a menudo en el amor porque mi condición natural es la de estar solo”. Sin embargo, para Bayly “el amor está hecho a base de entregar pedazos de tu libertad y de hacer concesiones, es una bendición y una condena. Pero la vida sin amor es una aventura muy triste”. Él es un fervoroso adherente de la literatura de Mario Vargas Llosa y Roberto Bolaño.
Cuando apareció su primer libro su madre le informó que no iba a leerlo porque le parecía una basura. Bayly, con pesar, pero con su inconfundible voz irónica, le respondió que “a veces, incluso en la basura, aparecen joyas perdidas”.
Diario El Telégrafo / 17-noviembre-2010 / pág.08
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