miércoles, 16 de febrero de 2011

Fallaci, mezcla de controversia y provocación


Oriana Fallaci ha sido reconocida por su valiente y prolífica labor comunicacional, a la vez, que, también fue severamente criticada por su posición ideológica (extrema y radical). Ella configuró su propia verdad, a partir de su tesón investigativo sobre la problemática mundial, que es la misma problemática cotidiana que le aqueja al ser humano (pobreza, desempleo, contaminación ambiental, cobertura de servicios básicos, analfabetismo, insalubridad, inseguridad, conflictividad bélica, intolerancia étnica y religiosa, etc.).

Laura Durango dice de ella: “Adentrarse en la personalidad de una mujer tan poco convencional como Oriana Fallaci no es fácil. Odiada y admirada, querida y detestada, objetivamente nadie puede negar, manías aparte, su valor, su curiosidad innata, su lucha infatigable y su capacidad de trabajo. Nació el 29 de junio de 1930 en Florencia (Italia), en una familia muy humilde, su padre era albañil y tenía tres hermanas, una de ellas adoptada”. Sus detractores le acusan de “egocentrismo patológico y protagónico”. Pese a que su inquietud universitaria la acercó a la carrera de medicina, pronto dejó esta opción profesional para dedicarse por entero al periodismo de indagación. Este oficio le permitió testificar en vivo y en directo las guerras de Vietnam, Indopaquistaní. Los ataques en Medio Oriente. Las guerrillas latinoamericanas, las del Golfo...

Esta mujer auto-declarada pesimista reflexionaba así: “Todas las guerras a las que he ido son la repetición y la consecuencia de un trauma infantil irreparable e incurable, porque conozco desde niña el miedo, el hambre, la sangre, el horror y la victoria del caos. Pero hay una obsesión que me persigue más que la guerra: la muerte”. Dicho fantasma la atormentó a través de un cáncer. Fallaci murió el 15 de septiembre del 2006.

En pos de transmitir la realidad de los acontecimientos, de obtener el testimonio de los actores sociales, de diseccionar los hilos del poder y del antipoder, de transitar por los márgenes de la vida y de la muerte, esta controversial periodista entrevistó -no exenta de más de una anécdota y contratiempo- a personajes como Henry Kissinger, Yasser Arafat, Indira Gandhi, Golda Meir, Hussein de Jordania, Ali Bhutto, entre otros. Diálogos que están recopilados en el libro “Entrevista con la Historia”. Es autora de obras traducidas a varios idiomas. Al respecto, tiene una máxima: “Para escribir hay que tener la sonrisa en los labios y las lágrimas en los ojos”. Entre los libros que develan parte de su profusa producción literaria, y, desde luego, periodística, sobresalen: “Penélope en la guerra”, “Un hombre”, “Carta a un niño que no nació”, “Un sombrero lleno de cenizas”, “La rabia y el orgullo”, “La fuerza de la razón” y “Oriana Fallaci se entrevista a sí misma - El Apocalipsis”. Con este legado bibliográfico, finalmente, confesó: “morir un poco menos cuando muera. Dejar a los niños que no tuve... Hacer que la gente piense un poco más, fuera de dogmas con los que esta sociedad nos ha alimentado a través de siglos. Contar historias e ideas que ayuden a la gente a ver mejor, a pensar mejor, a conocer más”.

Diario El Telégrafo / 19-enero-2011 /pág.08

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