Este espacio contiene artículos de opinión y datos informativos sobre arte, cultura, identidad y análisis político. Aunque en esencia, se nutre de la semilla literaria que crece como la vida, y, a ratos, se ausenta como la muerte.
miércoles, 16 de febrero de 2011
Estética de la palabra escrita
La literatura extiende sus alas con el hálito de la magia escrita, abre paso a las historias insospechadas en el hemisferio de la realidad junto con las experiencias del autor, convertidas en recursos válidos para la recreación narrativa, representa los códigos que se anteponen en la poética de la vida.
La literatura con escenarios diversos y personajes variados describe a la pesadumbre humana, a la incoherencia diaria y colectiva, a las sombras noctámbulas, a la bendición femenina, a la fatalidad amatoria, a los placeres múltiples, a la copa manchada de vino, a la soledad irrumpiendo entre la luz de neón y el griterío de las multitudes, al desvarío y al desamparo, al fugaz regocijo del hombre. La literatura escarba sobre las debilidades y fortalezas terrenales.
El oficio literario se da como resultado de un proceso interno de catarsis. Se borronean textos con el afán de llenar un papel en blanco, con la misión de compartir con el lector anhelos individuales, con la necedad de creer que a la mañana siguiente el mundo tendrá un horizonte más límpido y transparente. El rol del escritor se circunscribe en desentrañar sus demonios internos, procesar aspiraciones, describir a la luna y sus secretos, renegar del absurdo trajinar de los días, reflexionar sobre su entorno -paradójicamente- agobiante y esperanzador, generar cuestionamientos válidos y críticas constructivas, en fin, manipular los dedos a través de un aparato mecánico teniendo en cuenta el conocimiento y la creatividad.
Como asevera Raúl Vallejo “[…] un escritor se hace viviendo en la literatura; haciendo de la literatura, una forma de vida”.
Escribir es verbo y, por tanto, acción. A la par que pensamos vamos fraguando con la sutileza de las letras, párrafos que se perpetuarán con el tiempo, al mismo tiempo que construimos ideas vamos emergiendo versos que se fusionarán con la eternidad.
Según Abdón Ubidia “la literatura es una forma artística, emotiva, poética, de la comunicación […] la literatura es el lenguaje no de las puras palabras sino de las emociones”.
Por ello, cuando el lector asimila la propuesta literaria bosquejada en el viejo papiro y, ésta tiene la facultad de la trascendencia, un sentimiento entrecortado de admiración y encantamiento aflora en él, dentro de una inminente complicidad frente a los personajes descritos, la metáfora pulida, el adecuado ritmo, el inicio, desarrollo y desenlace parido del sortilegio inventivo, la abstracción de las cosas, el poder de síntesis de circunstancias y momentos determinados que se perennizan en la recreación escrita. A partir de lecturas y relecturas, de influencias externas, del ensimismamiento interno y, desde luego, del propio aporte individual.
Diario El Telégrafo / 08-diciembre-2010 / pág.08
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