Este espacio contiene artículos de opinión y datos informativos sobre arte, cultura, identidad y análisis político. Aunque en esencia, se nutre de la semilla literaria que crece como la vida, y, a ratos, se ausenta como la muerte.
miércoles, 16 de febrero de 2011
ROMPECABEZAS DEL ABRUPTO Y LA AGONÍA HUMANA
“21 gramos” es una película que debe ser observada varias veces. Sólo de esa manera se puede digerir en forma integral, la verdadera intención del director Alejandro González Iñárritu, de origen mexicano. La capacidad interpretativa, dependerá de la óptica individual del espectador.
La película referida es un “cóctel” de sucesos entrecortados, que corresponden a varias historias en medio de la ruptura de la hilaridad narrativa. En otras palabras, es una propuesta cinematográfica compleja, que camina en la línea experimental. Y, es, precisamente por aquello, que posee un valor especial, ya que en la actualidad prevalece la tendencia del cine comercial. En tanto, que en “21 gramos”, se percibe la necesidad de discurrir alrededor de la trama y, por supuesto, del desenlace. La temática abordada gira en torno a la cotidianidad, y, al quehacer diario que consume la rutina de la clase media. Aspectos de carácter religioso, social, legal, ideológico, se manejan sin taras, más bien, con cierta audacia y provocación. Los códigos son diversos: unos, desde el precepto familiar convencional y, otros, desde el arrepentimiento al acto mundano e incluso delincuencial. Es el resumen de las grandes inquietudes que surgen en una determinada etapa de la vida de la mujer y del hombre. Resaltan implícitamente interrogantes como ¿quién soy? ¿hacia dónde voy? El latente dilema de la identidad individual. Se visualizan escenas entrecortadas que rompen con la temporalidad, en una absurda amalgama de sucesos que conducen a la meditación. En la parte técnica, precisamente, el corte abrupto de imágenes sobresale como principal característica, además, de una fotografía atrayente y creativa.
“21 gramos”, es el resultado de una sociedad que se desmorona por sí sola, sin que nadie abogue por su sobrevivencia. Se resume la vertiginosa pérdida de valores y la intensa reflexión humana respecto de la proyección individual. La presencia actoral de Benicio del Toro -el mismo de “Traffic”- es magistral, ya que se desplaza con total profesionalismo desde una condición de ex convicto a predicador de la palabra de Dios reafirmando su talento innato. El ambiente, genera una permanente atención del público. Además, las interpretaciones de Sean Penn y Naomi Watts, garantizan la intención planteada por el guionista Guillermo Arriaga. Cabe indicar que es preciso mantener la concentración a lo largo de la cinta. González, quien también realizó “Amores Perros”, apuesta a una distinta mirada del celuloide, y el resultado, en tal sentido, no pudo ser mejor. La crítica afirma que “21 gramos” es un rompecabezas en donde el pasado, presente y futuro se entremezcla y funde en un solo mensaje. Sin embargo, a ratos, se recarga la redundancia argumental. Pertenece al género dramático, aunque en este tipo de producciones resulta inoficioso encasillar en esquema alguno. “21 gramos” es una película -con varias nominaciones alcanzadas en los premios Oscar en el 2003- en donde se abrazan a la vez, sin remordimientos, el amor y el odio, la mentira y la verdad, la vida y la muerte, la lealtad y la infidelidad, en fin, un cúmulo de situaciones extrañas e inentendibles, como es en esencia, la realidad interpuesta por el ser humano.
Diario El Telégrafo / febrero 16 del 2011 / pág.08
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