miércoles, 10 de marzo de 2010

Otavalo: remanso paisajístico y espacio multicultural



Otavalo conmemora 180 años de condición citadina, de legado bolivariano, de pueblo pujante “susceptible de adelantamiento”. Desde aquel 31 de octubre de 1829 ha quedado la huella indeleble del libertador Simón Bolívar, tras su decreto de erección de villa a ciudad. Este mandato honra a una población valiosa y trabajadora que bajo dicha égida pretérita convive con intensidad en el presente, sin descuidar los eslabones que debe forjar en perspectiva futura.

La fecha anotada conlleva el orgullo colectivo y el compromiso latente por preservar los postulados de aquella corriente bolivariana: libertad, civismo, dignidad,… Preceptos emancipatorios tan concordantes con el pensamiento y acción del padre de América: Bolívar. De él debemos rescatar los valores inmanentes que corresponden al ser humano en su integridad: lealtad, moralidad, estoicismo, ecuanimidad, justeza, etc. Como afirma Clara Luz Zúñiga: “Bolívar fue íntegro como soldado e ideólogo de la independencia, y en esto radica su verdadera grandeza: supo interpretar, en el curso de la misma guerra las aspiraciones de las gentes sencillas, de indios, negros, mulatos, zambos y llaneros, que se habían levantado contra sus opresores… Bolívar fue un superhombre por la extensión y las consecuencias de su obra, por la miseria de los medios que tuvo a su alcance, por la percepción grandiosa de su ideal glorioso, por su visión del futuro, por la fe en sí mismo, por la tenacidad de su acción, por el desprendimiento y el desinterés, por su valor personal, por la fuerza extraordinaria de su ser, por su vida y por su muerte”.

Otavalo a través de la historia ha mantenido un firme romance bolivariano. Porque así lo determina sus páginas pasadas. Porque así lo exigen los vientos modernos de nuestra patria grande. Porque así se identifican las mujeres y hombres asentados en su geografía local.

Otavalo; remanso de preciosidad paisajística, alegoría multicultural, comarca vital de ensueño y espacio cosmopolita que entreteje el intercambio productivo-comercial. Ciudad de raigambre bolivariano, pero, también, de honda condición andino-tutelar e hispánica-occidental. Con derecho propio “capital intercultural” del Ecuador.

La historia nos permite reformular el destino de los pueblos, el vértigo indiscutible del porvenir. Las lecciones que repasamos desde la historiografía posibilitan enmendar errores e ir abriendo camino hacia la luz del progreso y adelanto colectivo.

Cada 31 de octubre en Otavalo reeditamos una página esencial de contexto cívico-administrativo, pero, además, desde el caleidoscopio humano ratificamos el compromiso latente que tenemos las ciudadanas y ciudadanos asentados en el Valle del Amanecer por contribuir al desarrollo integral a través de nuestra faena cotidiana, tal como demandó hace cerca de dos siglos el Libertador caraqueño.

Otavalo, octubre 30 del 2009

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